
La glucosa es una sustancia que se encuentra en la sangre y que es esencial para el funcionamiento del organismo, ya que proporciona energía a las células. Sin embargo, cuando los niveles de glucosa son demasiado altos o demasiado bajos, pueden causar problemas de salud graves, como la diabetes. Por eso, es importante controlar la glucosa en la sangre de forma regular, especialmente en las personas que tienen riesgo de desarrollar o que ya padecen esta enfermedad.
Para medir la glucosa en la sangre, existen diferentes sistemas de monitorización que pueden ser continuos o intermitentes, y que ofrecen diferentes ventajas y desventajas según el caso. En este artículo, vamos a explicar en qué consisten estos sistemas, cómo funcionan y qué beneficios y limitaciones tienen.
Sistemas de monitorización de glucosa intermitentes
Los sistemas de monitorización de glucosa intermitentes son aquellos que requieren que el usuario se realice una punción en el dedo o en otra parte del cuerpo para obtener una gota de sangre y colocarla en una tira reactiva que se introduce en un aparato llamado glucómetro. El glucómetro analiza la muestra de sangre y muestra el resultado en una pantalla. Este proceso se debe repetir varias veces al día, según las indicaciones del médico o del propio usuario.
Ventajas de los sistemas de monitorización de glucosa intermitentes
- Son fáciles de usar y de transportar.
- Son económicos y accesibles.
- Permiten conocer el nivel de glucosa en un momento determinado.
Desventajas de los sistemas de monitorización de glucosa intermitentes
- Son invasivos y dolorosos, ya que requieren una punción cada vez que se quiere medir la glucosa.
- Son poco precisos, ya que pueden verse afectados por factores externos como la temperatura, la humedad, el estado de la piel o la calidad de la tira reactiva.
- No proporcionan información sobre la tendencia o la variabilidad de la glucosa, es decir, si está subiendo o bajando, o si hay picos o valles.
No alertan al usuario de posibles hipoglucemias (glucosa baja) o hiperglucemias (glucosa alta) que puedan ocurrir entre las mediciones.
Sistemas de monitorización de glucosa continuos
Los sistemas de monitorización de glucosa continuos son aquellos que miden la glucosa de forma constante y automática, sin necesidad de punciones ni tiras reactivas. Estos sistemas se componen de un sensor que se coloca debajo de la piel y que envía los datos a un transmisor que se adhiere al sensor. El transmisor puede estar conectado a un receptor, que puede ser un dispositivo específico o un teléfono móvil, o a una bomba de insulina, que es un aparato que administra insulina de forma subcutánea. El receptor o la bomba muestran los valores de glucosa en una pantalla y pueden emitir alarmas o avisos en caso de que la glucosa se salga de los rangos establecidos.
Ventajas de los sistemas de monitorización de glucosa continuos
- Son menos invasivos y dolorosos, ya que solo requieren cambiar el sensor cada varios días o semanas, según el modelo.
- Son más precisos, ya que miden la glucosa en el líquido intersticial, que es el que rodea a las células, y no en la sangre, que puede variar más rápidamente.
- Proporcionan información sobre la tendencia y la variabilidad de la glucosa, lo que permite anticiparse y prevenir posibles complicaciones.
- Alertan al usuario de posibles hipoglucemias o hiperglucemias, lo que mejora la seguridad y la calidad de vida.
- Facilitan el ajuste de la dosis de insulina, lo que mejora el control de la glucosa y reduce el riesgo de complicaciones a largo plazo.
Desventajas de los sistemas de monitorización de glucosa continuos
- Son más caros y menos accesibles que los sistemas intermitentes, ya que requieren de un sensor, un transmisor y un receptor o una bomba que deben ser renovados periódicamente.
- Pueden causar reacciones alérgicas o infecciones en la zona donde se coloca el sensor, lo que puede afectar a la precisión de las mediciones o al funcionamiento del sistema.
- Pueden presentar retrasos o errores en la transmisión de los datos, lo que puede generar falsas alarmas o pérdidas de información.
- No sustituyen completamente a los sistemas intermitentes, ya que se recomienda realizar una medición con el glucómetro antes de tomar decisiones terapéuticas, como modificar la dosis de insulina o ingerir alimentos o bebidas.
Conclusión
Los sistemas de monitorización de glucosa son herramientas fundamentales para el manejo de la diabetes, ya que permiten conocer el nivel de glucosa en la sangre y actuar en consecuencia. Existen dos tipos de sistemas: los intermitentes, que requieren una punción y una tira reactiva cada vez que se quiere medir la glucosa, y los continuos, que miden la glucosa de forma constante y automática, sin necesidad de punciones ni tiras. Cada sistema tiene sus ventajas y desventajas, y la elección dependerá de las preferencias, las necesidades y los recursos de cada usuario. Lo importante es consultar con el médico o el educador en diabetes antes de adquirir o utilizar un sistema u otro, y seguir sus indicaciones para obtener el máximo beneficio y evitar posibles problemas.